La pasarela conecta la avenida Luis Suñer con la plaza Capella de la Sang (o “Capilla de la Sangre”) en Alzira, junto al Mercat de la Vila.
La reapertura de la pasarela de madera de la Vila, en Alzira, generó alivio entre los vecinos el pasado mes de julio tras casi dos años clausurada. Sin embargo, apenas tres meses después, su estado vuelve a ser motivo de quejas ciudadanas debido a los evidentes daños que presenta la estructura. La indignación no ha tardado en expresarse en redes sociales.
Después de un largo periodo cerrada por motivos de seguridad, la pasarela fue reabierta con el objetivo de facilitar el paso peatonal hacia el mercado municipal. Durante ese tiempo, muchos vecinos se vieron obligados a cambiar sus rutas habituales, generando molestias especialmente entre personas mayores y con movilidad reducida.
La reparación de la estructura fue asumida por el consistorio con una inversión significativa, y se esperaba que la intervención garantizara la durabilidad del paso. No obstante, la situación actual ha generado muchas dudas sobre la calidad del trabajo realizado y los materiales empleados en su restauración.
Las tablas levantadas, la madera deteriorada y la falta de mantenimiento visible están provocando un nuevo cierre de facto, ya que muchos ciudadanos han optado por no utilizar la pasarela ante el riesgo que supone caminar por ella en su estado actual.
Las críticas de los residentes no solo se centran en el mal estado del puente, sino también en la gestión municipal y en la empresa encargada de la obra. “¿Qué clase de trabajo ha hecho la empresa contratada?”, se pregunta una vecina en redes sociales, cuestionando además las calidades de los materiales empleados y la supervisión del proyecto.
Los afectados reclaman que el Ayuntamiento dé explicaciones claras sobre lo ocurrido y que se detalle públicamente qué medidas se tomarán para restaurar la estructura de forma definitiva. También piden transparencia respecto a los costes de la intervención inicial y la empresa adjudicataria.
Este tipo de actuaciones, especialmente en infraestructuras de uso frecuente, generan frustración cuando los resultados no cumplen las expectativas mínimas de calidad y durabilidad. La sensación generalizada es que el problema se ha parcheado en lugar de solucionarse realmente.
La pasarela, que conecta directamente con el mercado municipal, representa un acceso clave para el día a día de muchos vecinos. La posibilidad de que vuelva a cerrarse de forma indefinida supone un retroceso, especialmente tras los casi dos años que permaneció inoperativa.
El deterioro prematuro no solo es un símbolo del mal estado de la obra, sino también un reflejo del posible fallo en los mecanismos de control y seguimiento de la misma. La ciudadanía de Alzira espera una respuesta rápida y eficaz por parte del consistorio para evitar mayores problemas.
Por ahora, los usuarios piden precaución a quienes aún cruzan por la estructura, mientras esperan que se informe pronto de la fecha prevista para una nueva intervención que asegure el buen estado y la seguridad del paso.
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