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El eco de la guerra que aún se escucha en Alzira

La sirena antiaérea que alertaba a los vecinos durante los bombardeos aún sigue en pie en lo alto del edificio de La Parrilla

El edificio conocido como La Parrilla, ubicado en el casco antiguo de Alzira, conserva en su azotea una antigua sirena que durante la Guerra Civil Española servía para alertar a los vecinos de posibles bombardeos. Este dispositivo, que aún permanece visible desde la calle, es un recuerdo físico de una época de miedo y resistencia civil que marcó profundamente a la población. La presencia de este elemento convierte a La Parrilla en uno de los pocos lugares del municipio donde todavía puede apreciarse un testimonio directo de aquel conflicto.

Una historia ligada al pueblo

Originalmente conocido como el Ateneo Mercantil, el edificio fue durante décadas un punto neurálgico para la actividad social y económica de Alzira. Fundado a principios del siglo XX, reunía a comerciantes, exportadores y pequeños industriales de la ciudad, especialmente vinculados al sector de la naranja. Con el tiempo, se convirtió también en espacio de reunión, tertulia y formación para buena parte del vecindario, lo que lo consolidó como uno de los centros civiles más activos del municipio.

Durante los años de la Guerra Civil, el edificio no solo mantuvo su papel como espacio de encuentro, sino que pasó a desempeñar una función clave en la protección de la población. Bajo su estructura o en sus inmediaciones se habilitó uno de los refugios antiaéreos del municipio, cuya existencia ha sido confirmada por investigaciones locales y testimonios orales de vecinos. Aunque hoy ese refugio no se encuentra abierto al público ni se ha musealizado, sí perdura un vestigio de aquel sistema de defensa: la sirena de alarma situada en la azotea.

Con el paso del tiempo, La Parrilla ha ido cambiando de uso. Parte del edificio ha sido ocupado por un centro de mayores, y otras zonas han quedado cerradas o sin actividad constante. Sin embargo, su presencia física y su valor simbólico continúan siendo importantes. La sirena, oxidada y silenciosa, sigue siendo visible desde algunos puntos del centro, recordando el papel que jugó este edificio en uno de los periodos más difíciles del siglo XX.

Refugio, alerta y memoria

Durante la Guerra Civil, Alzira, como muchas otras ciudades del Levante español, fue objetivo potencial de la aviación. Para proteger a la población civil, se construyeron refugios antiaéreos repartidos por distintos puntos del municipio. Estos espacios, en su mayoría subterráneos, permitían a los vecinos resguardarse durante los ataques. Uno de ellos se encontraba vinculado al edificio de La Parrilla, que ofrecía acceso o cercanía al sistema de galerías habilitado como refugio.

La sirena instalada en la azotea del edificio tenía una función clara: avisar a la población de la inminencia de un ataque aéreo. Su sonido estridente ponía en alerta a los vecinos, que disponían de escasos minutos para buscar cobijo en los refugios. Aunque hoy su uso ha cesado y ya no emite sonido, su estructura sigue coronando el edificio como un símbolo silencioso de la defensa civil y de la vida cotidiana durante la contienda.

La conservación de esta sirena es excepcional, ya que en muchos otros municipios estos dispositivos han sido retirados, olvidados o destruidos con el paso de las décadas. Su presencia en La Parrilla no solo añade valor histórico al inmueble, sino que también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de conservar la memoria material de los conflictos, como forma de aprendizaje colectivo y respeto a las generaciones que vivieron tiempos de guerra.


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