Dirigió durante más de 30 años la Casa de la Cultura, donde dejó una huella imborrable en la vida cultural alcireña
La ciudad de Alzira se encuentra de luto tras conocerse el fallecimiento de Elisa Torremocha, una figura esencial en el desarrollo cultural del municipio y una persona profundamente apreciada tanto en la capital de la Ribera Alta como en el resto de la comarca. Durante más de treinta años estuvo al frente de la Casa de la Cultura, donde dejó una huella imborrable.
Figura clave en la cultura local
Elisa fue la primera directora de la Casa de la Cultura de Alzira, un espacio que contribuyó a consolidar como centro neurálgico de la vida cultural del municipio. Desde sus inicios, se encargó de planificar, coordinar y dar vida a multitud de actividades que dinamizaron la oferta cultural de la localidad. Su gestión fue clave para convertir este espacio en un referente para la ciudadanía y para numerosos colectivos artísticos y culturales de la Ribera.
Antes de asumir este cargo, Elisa ya había estado ligada a iniciativas de carácter público y educativo. Participó en la puesta en marcha de la escuela de Natura de la Casella y también desempeñó labores como informadora juvenil, siempre comprometida con la formación, el ocio saludable y la participación activa de los jóvenes.
Despedida emotiva en Santa Caterina
La misa funeral se celebró este domingo en la Parroquia de Santa Caterina, donde familiares, amigos, representantes institucionales y vecinos de Alzira se reunieron para rendir homenaje a su figura. La iglesia se llenó de muestras de afecto y respeto, en una despedida cargada de emoción y gratitud por su legado.
Las redes sociales también se han hecho eco de la noticia con decenas de mensajes de condolencia, recuerdos y agradecimientos a quien, para muchos, fue el alma de la cultura en Alzira. Su trayectoria ha sido valorada no solo por su capacidad de gestión, sino también por su trato humano, su cercanía y su compromiso con el tejido social y cultural del municipio.
Elisa Torremocha deja tras de sí una profunda huella en la vida cultural alcireña. Su labor al frente de la Casa de la Cultura, su implicación en proyectos educativos y su constante defensa de la cultura como herramienta de transformación social serán recordadas por generaciones.
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