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En Heterodoxos Federica Montseny Mercedes Formica y Mercedes Sanz-Bachiller aparecen como mujeres que desafiaron etiquetas

Federica Montseny, Mercedes Formica y Mercedes Sanz-Bachiller, protagonistas de la obra | Imagen de Debate

Tres mujeres que ocuparon lugares insólitos en la política, el derecho o la acción social en el siglo XX protagonizan algunos de los perfiles más desconcertantes de ‘Heterodoxos’, el volumen colectivo coordinado por la periodista Emilia Landaluce y publicado por Editorial Debate. Lejos de encajar en etiquetas prestablecidas, Federica Montseny, Mercedes Formica y Mercedes Sanz-Bachiller emergen en las páginas de esta obra coral como figuras que incomodaron tanto a los suyos como al relato dominante.

En su retrato de Federica Montseny, Charo Lagares traza la figura de una mujer que desbordó todos los márgenes posibles: anarquista, ministra en plena guerra civil, intelectual y escritora incansable. Su nombramiento como titular de Sanidad en 1936, la primera mujer ministra en España, la enfrentó tanto al machismo libertario como a la incomodidad institucional de sus aliados republicanos.

Defensora de una revolución ética más que política, Montseny se mantuvo fiel a su idea de libertad individual, lo que la convirtió en una presencia incómoda en todos los escenarios. Lagares la presenta como una figura coherente y contradictoria a partes iguales, marcada por la tensión constante entre sus convicciones anarquistas y la realidad política que le tocó afrontar.

Mercedes Sanz-Bachiller, viuda de Onésimo Redondo, ocupó un lugar central en la institucionalización de la caridad franquista. En el capítulo que le dedica José María Albert de Paco, emerge como una figura de poder silencioso que supo traducir el ideal nacionalcatólico en estructuras sociales muy reales. Fundadora de Auxilio Social y gestora eficaz de una red asistencial masiva, su perfil ha quedado a menudo desdibujado entre los discursos de exaltación o condena del régimen. Albert de Paco traza el retrato de una mujer que supo moverse entre el dogma falangista y la necesidad práctica, eficaz en la sombra y mucho más compleja que el molde ideológico en el que se la suele encajar.

Mercedes Formica es retratada por Rosa Belmonte como una figura difícil de clasificar dentro del relato habitual sobre el franquismo y el feminismo. Abogada, escritora y militante falangista en su juventud, protagonizó una campaña decisiva para reformar el Código Civil y mejorar la situación jurídica de la mujer casada, especialmente en casos de separación y violencia doméstica.

Formica promovió el cambio legal actuando dentro del marco del franquismo, pero sus reivindicaciones, a menudo vistas como demasiado avanzadas, fueron en ocasiones silenciadas o minimizadas por las instituciones franquistas. Al mismo tiempo, su vinculación con el franquismo la alejó de las corrientes feministas posteriores. Belmonte ofrece el retrato de una mujer que utilizó las herramientas legales de su tiempo para abrir espacios de autonomía femenina en un entorno hostil.

Montseny, Formica y Sanz-Bachiller se suman a otras siete figuras recogidas en ‘Heterodoxos’, desde Julián Besteiro a Demetrio Carceller Segura, pasando por Gonzalo Fernández de la Mora o Ortega y Gasset, para componer un retrato coral de personajes que escaparon a las categorías políticas o morales dominantes. Lejos de exaltar o juzgar, el volumen coordinado por Emilia Landaluce propone una lectura más matizada de personajes clave del siglo XX español, cuya trayectoria fue a menudo simplificada o mal interpretada por el relato histórico con el que durante décadas se les ha encasillado.


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