Categorías: Sucesos

Una pareja asalta a ancianos en Alzira tras espiar su PIN

Llegaron a estafar más de 10.000 euros en compras y retiradas en cajeros

La Policía Nacional ha desarticulado en Denia un dúo perfectamente coordinado que había hecho de la estafa a personas mayores su modo de vida. Un hombre de 31 años y una mujer de 36, sin antecedentes hasta ahora, han sido detenidos por su implicación en varios delitos de hurto y estafa continuada cometidos en distintas localidades de la Comunidad Valenciana. Su objetivo: personas mayores que realizaban compras en comercios, a quienes sustraían sus carteras tras observar el número PIN de sus tarjetas bancarias.

Una mecánica premeditada

El operativo policial comenzó a raíz de una serie de denuncias presentadas por víctimas en Alzira, Benidorm, Alicante y Denia, entre los meses de marzo y mayo. Todas ellas compartían un patrón similar: habían sido abordadas, sin percatarse, por una pareja de desconocidos mientras realizaban compras habituales, especialmente en grandes superficies o supermercados. La selección no era aleatoria. Los detenidos elegían cuidadosamente a personas mayores, todas de entre 64 y 88 años, con apariencia de vulnerabilidad o escasa movilidad.

El método era tan sutil como eficaz. Mientras uno de los sospechosos se posicionaba junto a la víctima en la fila de caja, el otro permanecía cerca para no levantar sospechas. En el momento de pagar, la víctima introducía su número PIN sin ocultarlo debidamente. En ese instante, los delincuentes memorizaban el código mediante la observación directa del teclado o incluso por el movimiento de los dedos. En ocasiones, repetían la maniobra varias veces en distintos comercios hasta asegurar el éxito del hurto.

Tras observar el número secreto, seguían discretamente a la persona elegida hasta encontrar el momento propicio para sustraerle la cartera. Esto podía ocurrir en la salida del comercio, en el aparcamiento o incluso en el transporte público. Con la tarjeta y el PIN ya en su poder, los estafadores actuaban rápidamente: acudían a cajeros automáticos para retirar efectivo o realizaban compras de productos de alto valor y tarjetas regalo, con las que luego conseguían dinero o artículos revendibles.

Red con movilidad y camuflaje

Para desplazarse entre municipios y dificultar su localización, los detenidos utilizaban vehículos de alquiler, lo que impedía que los agentes pudieran rastrear con facilidad sus movimientos. Además, llevaban consigo distintos juegos de ropa para modificar su aspecto físico y evitar ser reconocidos en cámaras de seguridad o por las propias víctimas.

El seguimiento de sus movimientos, basado en denuncias cruzadas y el análisis de imágenes de vigilancia, permitió a los investigadores de la Policía Nacional trazar una línea de actuación común entre los distintos delitos. El punto de inflexión llegó cuando los agentes localizaron el vehículo que venían utilizando. Fue en las inmediaciones de un centro comercial en Denia donde se desplegó el dispositivo que concluyó con su detención.

Ambos fueron interceptados a la salida del establecimiento, saliendo con prisa y visiblemente nerviosos. En el registro realizado, los agentes encontraron una tarjeta bancaria recién sustraída, cerca de 1.000 euros en efectivo, varias tarjetas regalo de tiendas conocidas y ropa con la que presumiblemente cambiaban su indumentaria entre delitos. Ninguno de los dos opuso resistencia durante el arresto.

Agente de la Policía Nacional revisa el botín incautado a los detenidos, entre el que se hallaron billetes en efectivo, tarjetas bancarias sustraídas y objetos personales ocultos en su vehículo.

Vulnerabilidad de los mayores

Los detenidos fueron trasladados a dependencias policiales donde, tras tomarles declaración, se confirmó que no contaban con antecedentes. No obstante, los investigadores pudieron atribuirles al menos cinco delitos de estafa y hurto cometidos con el mismo patrón. La cifra total estafada asciende a 10.853 euros, aunque no se descarta que puedan aparecer más víctimas a medida que avance la investigación.

Posteriormente, la pareja fue puesta a disposición del Juzgado de Instrucción de Guardia de Denia, que ahora deberá valorar los cargos y las medidas cautelares pertinentes. En estos casos, el uso de una tarjeta bancaria con el conocimiento fraudulento del número PIN no solo se considera hurto, sino un delito agravado de estafa según la legislación vigente, al implicar la suplantación electrónica de la voluntad de la víctima.

Este caso vuelve a poner de relieve la vulnerabilidad de los mayores frente a este tipo de delitos silenciosos y eficaces, así como la necesidad de extremar precauciones en contextos aparentemente seguros como son los supermercados y centros comerciales. La actuación conjunta de distintas comisarías ha sido clave para la resolución del caso y la puesta en manos de la justicia de esta pareja que había convertido la confianza de los mayores en su mayor debilidad.

Óscar Morales

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