Museo del Palmito, en Aldaia
La dedicación a la protección ciudadana no conoce de horarios ni de estados de servicio. Este principio se vio reflejado en un incidente ocurrido recientemente en Aldaia, cuando un agente de la Policía Local de Alzira, fuera de su turno y vestido con ropa de estar por casa, evitó una agresión machista tras escuchar gritos de auxilio provenientes de la calle. La rápida actuación de este profesional, motivada por el instinto de servicio y la voluntad de proteger, fue crucial para evitar un daño mayor.
La escena tuvo lugar durante una cena en el domicilio del agente, ubicado en una zona residencial de Aldaia. Mientras disfrutaba de la noche junto a su pareja en la terraza de su vivienda, los dos fueron sobresaltados por gritos desgarradores que rompían el silencio. Eran los lamentos de una mujer pidiendo ayuda con desesperación, lo que hizo que ambos se asomaran inmediatamente para comprender lo que estaba ocurriendo en la vía pública.
Desde su posición elevada, el agente pudo observar con claridad cómo un hombre tenía sujeta a una mujer por el cuello, la arrastraba del cabello y trataba de impedirle escapar mientras profería insultos y amenazas. Ante esta alarmante situación, su pareja se encargó de llamar al 112 para pedir asistencia, mientras el agente, sin perder un segundo, descendió a la calle aún vestido con su pijama y se dirigió hacia el lugar del conflicto.
Ya en la escena, el agente se identificó verbalmente como policía y separó físicamente al agresor de la víctima. Realizó una intervención táctica rápida: primero aseguró la integridad de la mujer, y luego procedió a realizar un cacheo superficial al individuo para comprobar si portaba algún arma. Esta actuación fue clave para neutralizar cualquier amenaza inmediata. También recabó los datos de identificación del presunto agresor mientras esperaba la llegada de las autoridades competentes.
Según el propio testimonio del agresor, el detonante de su comportamiento fue un ataque de celos. La víctima, visiblemente afectada y con lesiones en el cuello, fue atendida posteriormente por los servicios médicos. Su declaración, junto con la del agente y varios testigos presenciales, permitió a las autoridades comprender rápidamente la gravedad del suceso y proceder con las diligencias necesarias.
Minutos después de la intervención inicial, unidades de la Policía Nacional adscritas a la comisaría de Xirivella llegaron al lugar de los hechos. Con la información recabada por el agente y los vecinos, se procedió a la detención del agresor como presunto autor de un delito de violencia de género. La colaboración entre cuerpos policiales fue rápida y eficaz, permitiendo una resolución inmediata del incidente.
Al día siguiente, el juzgado de violencia sobre la mujer de Torrent celebró un juicio rápido. En él, se dictó una sentencia condenatoria contra el acusado, reforzando así el mensaje de tolerancia cero ante cualquier tipo de violencia machista. Este proceso ágil y contundente demuestra la importancia de la coordinación entre fuerzas policiales y el sistema judicial en la lucha contra la violencia de género.
El agente, que actuó sin pensárselo dos veces, declaró tras los hechos: “Bajé en pijama, sin saber lo que me iba a encontrar. Solo quería que ella estuviera a salvo”. Su testimonio pone de manifiesto la relevancia de no permanecer impasibles ante situaciones de peligro, especialmente cuando está en juego la seguridad de una persona vulnerable. Su acción, más allá de lo profesional, ha sido valorada como un ejemplo de humanidad y coraje.
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